Mexico es un pais hermoso, pero viajar por el mundo me ha enseñado diferentes formas de pensar, el pragmatismo norteamericano, el rizar el rizo de los alemanes, la disciplinada eficiencia japonesa, el sobrio proceder ingles, cuando llegue despues de una auscencia de un par de decadas, vi algo que siempre habia estado ahi, pero que nunca habia notado, ese enfermizo odio y desprecio que tiene la clase alta por todos los demas, esa mentalidad de hacendado que subsiste en lo mas profundo de nuestra sociedad, ya la conocia, mis tios hacian gala de ella, creci con ella, se respiraba en los elegantes colegios en que estudie, era intrinseca en las tiendas y restaurantes a los que me llevaban de niño, jardines de la Aristocracia Mexicana.
Y encima de todo se ha sumado la obsesion con el dinero y la propiedad, es un evangelio que las Ganancias deben de subir cada año, el pais se ve con una mentalidad de niño jugando al Monopolio, todo debe de ser mio y si las reglas se oponen, hay que cambiar las reglas, todo aquel que se oponga debe de ser acallado y si no se logra lo que se desea, se hace berrinche, pero el resultado no es la opulencia desmedida de pocos, estan inflando el globo de la violencia, y cuando estalle, todos perderemos lo que tenemos, estamos pasando sutilmente de un estado politico a uno donde se aplica la Ley del mas fuerte, regresaremos a los caudillos tipo Obregon o Villa, que decidiran la vida y el futuro de la nacion por medio de la Violencia.
Es momento de dar la vuelta, aun hay tiempo, debemos tomar el ejemplo de los grandes hombres, Franklin, Juarez, Gandhi, Washington, hay algo mucho mas importante que la avaricia y el dinero, esto es la Patria, el Honor, el Trabajo Duro, ¿de que sirve la riqueza cuando los niños mueren de hambre?. Todas las grandes naciones se han construido con tres principios simples Igualdad, Libertad y Fraternidad. Abandonemos a los Caudillos de la Violencia, bajenle a la soberbia, subamos salarios, bajemos impuestos, fortalezcamos el mercado y la produccion interna, aun estamos a tiempo de detener el monstruo.